La Mezquita Azul o Sultan Ahmed Camii
- Además de la más grande y visitada, es considerada una de las más bellas mezquitas de Estambul. Dentro de los rasgos más destacados de la obra maestra del arquitecto Mehmet Aga, se encuentra su simetría en las proporciones y la exclusividad de poseer seis minaretes.
- Cuando accedemos a su interior, inmediatamente se comprende la razón de ser de su nombre, y es que la cúpula de 23 metros de diámetro, así como la parte superior de la mezquita, están decoradas con más de 20.000 azulejos en tonalidades azules. Además de esta peculiaridad, lámparas llenas de luces y vidrieras hacen brillar a esta obra de arte cuando entra la luz del sol.
Santa Sofía
- Construida entre los años 532 y el 537, otra de las mezquitas de Estambul que goza de mayor prestigio es Santa Sofía. Aunque en sus orígenes fue una iglesia, hace menos de un siglo, en 1935, se convirtió en un museo (Para entrar hay que abonar una entrada)
- En el interior, medallones de gran tamaño, mosaicos de vidrio y majestuosas columnas de mármol desprenden una grandiosidad inigualable. Como curiosidad, cuenta la leyenda que, si giramos nuestro pulgar al completo en el sentido de las agujas del reloj al introducirlo en la Columna de los deseos, el nuestro se cumplirá.
Pequeña Santa Sofía
- A solo 10 minutos de la mezquita azul y Santa Sofia, la Pequeña Santa Sofía es el único templo de la ciudad en el que se puede subir a la galería superior para apreciar al completo la armonía de su estructura. Por fuera ambas mezquitas son muy similares y solo varia su tamaño, ambas fueron iglesias en sus origenes, para convertirse en otra de las mezquitas de Estambul por orden de Justiniano.
Mezquita Nueva
- Muy cerca del Bazar de las Especias, en el barrio de Eminönu, se encuentra una de las mezquitas de Estambul más fotografiadas por los turistas. Aunque su nombre nos lleve a pensar que es de reciente construcción, esta comenzó en 1957. tardaron casi setenta años en acabarla por los problemas que supuso alzarla junto al mar. El resultado salta a la vista. Una obra imperial, cuajada de bóvedas que se diría pretenden tocar el cielo, situada a orillas del Cuerno de Oro. Y en su interior: oro, mármol, delicadas vidrieras y azulejos.
Mezquita de Fatih
- Este centro cultural y religioso no puede faltar entre las mezquitas de Estambul imprescindibles de nuestro viaje, ya que fue la primera en construirse. Allí se encuentra la tumba de Mehmet II Fatih, un sultán otomano que conquistó Constantinopla. Lo más destacado: su exquisita decoración inspirada en la obra de Minar Sinan.
La Mezquita de Solimán el Magnífico
- La última de nuestras mezquitas de Estambul goza de la mejor panorámica…. En el siglo XVI, Solimán el Magnífico, el más rico de los sultanes otomanos, quiso demostrar su poder alzando una mezquita que destacara en el skyline de Estambul y que hiciera honor a su nombre. Para ello encargó su construcción a Mimar Sinan, el mejor arquitecto del imperio, y decidió ubicarla en una de las colinas que dominan el Cuerno de Oro, el puerto natural que separa la ciudad antigua de la moderna Estambul. Tan brillante fue el resultado que el propio Sinan quiso ser enterrado en sus jardines.